martes, 4 de abril de 2017

29/03/2017 13ª Cata "Mediterráneamente"



Llevaba tiempo con ganas de hacer una cata con vinos de esta zona, antes de meternos en el buen tiempo primaveral, me parecía oportuno probar vinos Levantinos, con un buen porcentaje de alcohol y calidez para contrarrestar las bajas temperaturas y las lluvias.
Las opciones eran casi infinitas, mucha variedad en DO´s, si abarcamos toda la costa mediterránea. Las bodegas de Mustiguillo y Casa Castillo las tenía claras, pues nada, a completar Juan Gil, Barahonda y Celler del Roure, nada más y nada menos…
Me quedé con ganas de poner otras muchas, pero lo dejamos para otra ocasión que como primera incursión en la zona, me parecían vinos con tipicidad. Me dejé en el tintero a Enrique Mendoza , El Nido, Sierra Salinas y Bernabé Navarro entre otros, pero ya caerán…
En cuanto a variedades, pues nada, como de costumbre buscaba uvas típicas de la zona, moscatel, monastrell, mandó y bobal. Se me quedo en el tintero la merseguera pero, lo dicho, ya volveremos por aquí con más profundidad, se trataba de dar un primer toque.
Al lio:

1º Juan Gil Moscatel Seco 2015 (Bodegas Juan Gil) D.O. Jumilla (6 euros)
100% Moscatel
13,5% vol.
Se trata de un vino joven en un 80% fermentado en inox. y un 20% fermentado en barrica.
90 Peñín
Los orígenes de esta bodega se remontan a 1916, cuando Juan Gil Giménez, bisabuelo de quienes actualmente trabajan allí, decidió entrar en el mundo del vino.
En aquel entonces, Juan Gil levantó una pequeña bodega en el mismísimo centro de la localidad de Jumilla. Su hijo, Juan Gil Guerrero, dedicó toda su vida a esta empresa, pero quien realmente consolidó la bodega fue el hijo de éste, Juan Gil González, quien junto a su hermano Paco forjó una imagen de calidad, eficacia y seriedad.
En aras de adaptarse a las tendencias del mercado, los componentes de la familia Gil Vera, bisnietos del fundador, han construido una nueva bodega en la finca de la familia. Ésta se encuentra en la finca que posee la familia en el término municipal de Jumilla, a unos 10 kilómetros al noroeste de la ciudad, dentro del llamado “Término de Arriba”. Concretamente, en el paraje de “La Aragona”, lugar de gran tradición vitivinícola desde hace siglos.
La finca, de 120 hectáreas de extensión, está situada a unos 700 metros sobre el nivel del mar. Las tierras son franco-arenosas y calizas, muy pedregosas en la superficie. Los suelos, por su parte, son muy pobres en nutrientes. El clima es continental a pesar de la cercanía del mediterráneo, de modo que las diferencias de temperatura entre el día y la noche superan frecuentemente los 25ºC. Todos estos factores hacen que las uvas sean de pequeño tamaño y muy concentradas, y de ellas se obtienen vinos equilibrados, con una gran estructura y una alta intensidad aromática.
La variedad principal de uva con la que se elaboran los vinos de Juan Gil es la Monastrell, autóctona del sureste español, siendo Jumilla la mayor y más importante zona de producción del mundo de esta variedad.
Viñedos de Moscatel de grano menudo, localizados en colinas de suaves pendientes a una altura aproximada de 700 metros, en el valle de la Aragona. 

Color amarillo pajizo con destellos verdosos.
Aromas de melocotón, de piña y toques cítricos. Equilibrio entre acidez y dulzor. Poco complejo. Muy fácil de beber, de trago largo.
15,7

2º Safrá 2015 (Bodegas Celler del Roure) D.O. Valencia (10,90 euros)
85% Mandó 15% Garnacha Tintorera
13% Vol
6 meses en tinaja de barro de 2600 litros.
91 Parker
Pablo Calatayud, propietario y enólogo, lleva un tiempo recuperando antiguos métodos de elaboración y también antiguas variedades viníferas locales como la Mandó.
La bodega inicia en 2009 una línea de investigación sobre el posible uso para crianza de unas tinajas de barro enterradas que permanecían “dormidas” en su “bodega fonda”, una espectacular galería subterránea excavada hace más de trescientos años, que alberga 97 tinajas de capacidades comprendidas entre los 600 los y 2.800 litros.
La innovación les ha llevado en este caso a recuperar una tradición milenaria. En muchas zonas vitícolas del Mediterráneo, el barro y el vino han permanecido unidos durante más de dos mil años (concretamente en su comarca, Moixent, desde el siglo IV a.C. hasta los años 30 del siglo XX).
Pero la buena noticia va mucho más allá́ de la recuperación de esta tradición. Las barricas de roble francés y americano permiten obtener grandes vinos de guarda pero en ocasiones ocultan o enmascaran el origen y la autenticidad de las uvas. Las tinajas de barro no aportan sabores y aromas y esta circunstancia les ayuda a encontrar la esencia y el alma de sus vinos.
Safrà (azafrán en valenciano) es un tinto con alma de blanco. Elaborado en parte con la autóctona Mandó, variedad injustamente olvidada y menospreciada, es actualmente el vino más original de esta bodega. Fluido y vivo, con sensaciones electrizantes, el empleo de la Mandó permite una vendimia ligeramente avanzada, intensificando el carácter del vino. La vinificación se hace en lagares, con una parte de los racimos enteros y maceraciones a baja temperatura muy suaves. Su crianza en tinajas de barro completan la singularidad de este tinto. 
En la cata de Luis Gutiérrez para Parker destacó Safrà como una agradable sorpresa. Es de hecho el vino que elegiría para beber de todo el repertorio de la bodega por su capacidad para mostrar la zona sin maquillajes. 
Fermentación en depósitos de acero inoxidable y en antiguos cups de piedra con un 30% de racimos enteros en ambos casos. Levadura indígena. Fermentación maloláctica en tinajas de barro.

Rojo rubí de capa baja.
Fruta roja fresca y toques balsámicos.
Fresco, con mucha acidez, rústico. Este vino no tuvo mucha aceptación entre los presentes, la primera Mandó que probamos no ha triunfado.
15,6



3º Heredad Candela Monastrell 2014 (Bodegas Barahonda) D.O. Yecla (14,50 euros)
100% Monastrell
15,5% vol
Crianza en barrica francesa de 500 litros de 9 meses
 En 1850, D. Pedro Candela Soriano, un comercial de vinos que vendía sus caldos elaborados en las tinajas de su pequeña bodega, se convirtió en el embrión de Barahonda, una bodega que hoy cuenta con una imagen acorde a los tiempos, pues esa es su filosofía: combinar raíces y modernidad.
Durante el primer cuarto del siglo XX, su hijo Antonio inició el camino de una de las empresas con más tradición vitivinícola de Yecla, elaborando sus propios vinos, y en 1954, D. Antonio comenzó a comercializar esos vinos bajo el nombre de Bodegas Antonio Candela. Entonces su producción era de 250.000 litros de mosto al año.
Con el antecedente de D. Pedro y D. Antonio, en los años 90, la cuarta generación de la familia Candela decidió implantar una nueva filosofía de vinos ligada en todo momento a la innovación, creando así Bodegas Barahonda, dedicada en exclusiva a la elaboración de vinos de calidad embotellados dentro de la D.O. Yecla.
Barahonda se encuentra en una zona de transición entre la meseta y el Mediterráneo, rodeada por un anillo de montañas bajas y sierras con una altitud de viñedos que oscila entre los 400-500 metros en la zona denominada Campo Abajo, y de entre 700 y 800 en la llamada Campo Arriba.
El clima es continental con influencias mediterráneas, lo que lo hace distintivo de la climatología predominante en el resto de la región. Aquí, las grandes oscilaciones térmicas son constantes. Se pasa de los 6 grados bajo cero del invierno a los 40 positivos del verano, un factor que ayuda al desarrollo de un ciclo vegetativo largo de la vid. Esto se traduce en una maduración lenta, obteniéndose una mayor concentración de componentes beneficiosos en las uvas para la obtención de vinos de alta calidad con intensidad de sabores, colores y aromas.
La monastrell, la variedad autóctona tinta por excelencia de la denominación yeclana, ya que se adapta perfectamente a las condiciones climáticas mencionadas y a los largos periodos de sequía.
Una de las grandes ventajas de la uva Monastrell, además de ofrecer unos vinos muy particulares y personales, es que es una variedad que difícilmente se adapta a otras zonas en el mundo fuera de esta región, lo que origina vinos muy difíciles de igualar en cualquier otra latitud del planeta.
Heredad Candela es el vino procedente de unas de las parcelas con los viñedos más antiguos de la bodega, ya que superan los 90 años de edad. Se elabora en pequeños depósitos con remontados en abierto y permanece durante 9 meses en barricas de roble francés. Amplio, potente, frutal y con una gran persistencia en boca.
Una producción de menos de 800 gramos por cepa.
Elaboración en depósitos de pequeña capacidad con remontados en abierto.

Rojo picota. Aromas intensos, frutos rojos, notas especiadas y tostados.
 Buena persistencia, largo y expresivo, con notas frutales y especiadas.
Una monastrell cuidada y con madera integrada.
16,5

4º Finca Terrerazo 2014 (Bodegas Mustiguillo) D.O.P. El Terrerazo (23,50 euros)
100% Bobal
14,5% vol
Crianza de 20 meses en barrica de roble francés. 
94 Peñín
En 1999, Toni Sarrión, máximo responsable y enólogo de Bodegas Mustiguillo, decidió centrarse en la producción de uvas de altísima calidad de la variedad Bobal. Por entonces, esta uva, aun siendo una de las “tintas” más importantes e históricas de España, era despreciada como apta sólo para graneles y vinos rosados de bajo precio.
La primera cosecha (de apenas 25 barricas) nunca salió al mercado, pero le convenció de que el verdadero reto era el trabajo con la Bobal. La añada 2000 fue el inicio comercial de Mustiguillo con dos vinos: Quincha Corral y Finca Terrerazo. Fueron vendidos en primicia y casi en su totalidad a tres importadores con un increíble éxito de crítica y prensa. Quincha Corral 2000 figuró en la carta de vinos del restaurante El Bulli en su año de despedida. Tras varios ensayos y pruebas nació en el 2002 su primer Mestizaje, mezclando Bobal con otras variedades.
El viñedo se encuentra en el altiplano valenciano, a más de 800 metros de altitud, aproximadamente a 100 kilómetros del mar y a 100 kilómetros de Teruel, una de las ciudades más frías de España. Así pues, se encuentra ubicado en la antesala de La Mancha, pero hondamente influido por el clima y el paisaje del Mediterráneo..
El clima es de tipo mediterráneo, pero con una gran influencia del clima continental. El viento juega un papel muy interesante: el Mediterráneo envía suaves vientos que refrescan y humedecen las noches. Por otro lado, La Mancha manda vientos muy cálidos que secan las viñas.
El elemento clave para definir la DOP El Terrerazo es la variedad Bobal y el conjunto de prácticas de selección clonal y manejo de la viña dirigidas a obtener racimos pequeños y sueltos. La uva Bobal es la variedad autóctona por excelencia de la zona de Utiel, Valencia. La Bobal tiene entre sus principales características una gran productividad (muchos racimos y de gran tamaño) y unos altos niveles de acidez y polifenoles.
Con este vino Toni Sarrión busca ofrecer la máxima expresión de su finca situada en el altiplano mediterráneo. Un vino muy especial que expresa la finura de sus suelos calizos, con una nariz expresiva llena de matices. En 2013 se decidió no elaborar el vino debido a un año complicado, que no llegó a dar la talla. Como consecuencia directa, este vino se encuentra entre los más buscados de Mustiguillo y el cupo de botellas es reducido
Viñas viejas plantadas en 1945 y en 1970.
Rendimiento medio de 0,4 kilogramos por metro cuadrado de superficie foliar.
Cada parcela o lote se vinifica por separado. Maceración en frío sobre cajas de vendimia. Doble mesa de selección, despalillado, estrujado leve. Fermentación en tinas de roble francés de 35 hectolitros a 28ºC durante 10 días con pequeños remontados y "pigeage". Maceración post fermentativa de 12 a 16 días. Descube manual por gravedad, utilizando solo el vino flor.

Rojo picota
Fruta negra y roja, mucha frescura y notas vegetales. También notas balsámicas.
Taninos presentes, dulces y jugosos, con gran acidez, redondo, la madera no marca el vino. La bobal si que salió airosa de la cata.
17,7



5º Las Gravas 2013 (Bodegas Casa Castillo) D.O. Jumilla (22,90 euros)
70% Monastrell, 15% Syrah, 15% Garnacha
15% vol.
Crianza de 18 meses en foudres. El ensamblaje de las variedades se hizo después de la crianza. 
94 Parker
Es en 1985 cuando la segunda generación de la familia (representada en Nemesio y su hijo José Mª Vicente) comenzó un nuevo proyecto con la reestructuración del viñedo y la introducción de nuevas variedades. En 1991 se reforma el edificio de la bodega respetando la estructura original y se realiza la primera elaboración, saliendo al mercado su primer vino en 1993 como “Casa Castillo Crianza 1991”.
Casa Castillo se encuentra en el altiplano de Jumilla. Sus tierras ocupan la umbría de la Sierra del Molar, alzándose en empinadas laderas hasta los 760 metros de altitud. La finca supone una superficie total de 402 hectáreas de las cuales únicamente se dedican al viñedo 174 hectáreas, el resto se destina al cultivo de almendros, olivos y a la conservación de monte y pinar. La variedad autóctona Monastrell ocupa gran parte del viñedo seguida de la Syrah y la Garnacha.
Bodegas Casa Castillo tiene como fin producir vinos con personalidad, que respeten el carácter, la casta y la singularidad de cada parcela.
Las parcelas se distribuyen sobre una extensa área con zonas muy diferenciadas, en la parcela “Las Gravas”, 22 hectáreas de suelo muy pedregoso en las laderas de las montañas de la Sierra del Molar, a 760 metros de altitud, se cultiva principalmente la Monastrell junto con Syrah y Garnacha plantadas en 1986. La selección anual de las uvas de estas parcelas dan origen al vino más mineral de la bodega. Dentro de esta misma zona, en la umbría de la Sierra de El Molar, también se encuentran 7 hectáreas de Garnacha, con formación en espaldera y en secano, destinadas a elaborar su vino El Molar.
 En la parcela Las Gravas, situada en las laderas de la montaña que domina la bodega, se cultiva principalmente la variedad Monastrell junto con la Syrah y la Garnacha. Es un vino en el que se busca un estilo muy mediterráneo. Es además el más mineral de todos, y el aporte de la Garnacha le otorga frescura y fluidez, haciendo que la potencia y la concentración de la zona queden acertadamente en segundo plano.
Viñedos plantados en 1986 (30 años).
Fermentación tradicional de cada variedad por separado en lagares subterráneos, con control de temperatura de 32ºC.

Rojo picota de capa media-alta.
Fruta roja madura, mineral, clavo y tabaco, todo con una buena complejidad.
Buen equilibrio y gran estructura. Intenso y largo.
Un vino que quizá no sea el más característico de la DO, pero un vinazo, encandiló a varios de los zapadores.
18,4 

Una vez más, todo un placer. Tenemos que replantearnos las catas, se me hace muy largo el mes…Deseando que llegue la próxima.
Agradecer a Paulo que me dejase husmear por su bodega en busca de alguno de los vinos que hemos puesto, de hecho, me lo traje puesto. Y su colaboración en esta y otras catas que ya tenemos en la recámara.
También dar las gracias a Alejandro, por su paciencia y predisposición, es difícil soportar a tanto desconocido, esperamos verte pronto por aquí de nuevo. 
Ahora ya me toca disfrutar de este mes, Paulo será el encargado de pilotar el barco en la próxima cata, que seguro que estará muy, pero que muy bien…
El tema de la cata podría ser “La garnacha es macha cuanto más se agacha”.
 Saludos a las huestes!!

1 comentario:

  1. Queridos zapadores y amantes del vino.
    Una vez más, la cata del mes ha supuesto una rica sorpresa.
    Por momentos me sentí como Serrat, cuando canta aquello de "Nací en el Mediterráneo...".
    Disfruté mucho con todos los vinos, pero el "Terrerazo" y "Las Gravas", me parecieron completísimos, por su complejidad y equilibrio respectivamente.
    Como bien dices, Darío, habrá que volver a navegar por estas "aguas", porque la impresión causada ha sido magnífica (no esperábamos menos de tu selección, también es cierto).
    Por otra parte, bonita instantánea en la cabecera de esta Entrada, del Gran Zapa-Catador Paulo (privilegiada nariz).
    Saludos, zapadores, ya falta poco para la próxima.

    ResponderEliminar